
Fue un placer. Así de claro. Conocer a Katie y Adam, organizar su boda judía, conocer sus costumbres, estar presente el día de la boda, hacer el montaje, hacer el protocolo de su ceremonia y disfrutar, sí disfrutar haciendo tu trabajo. Esta fue su maravilloso boda, que fue grabada por Channel 4 UK para un documental.
Jardines de Abril, en Alicante, se presta a esto y mucho más, la verdad es que una vez que el día pasa no es fácil imaginarse una boda en un entorno como el que la ha enmarcado, la finca forma parte del día y quizá no hubiera salido tan bien si hubiera sido celebrada en otro sitio. Como decía, la boda de esta pareja tan encantadora se celebró en Jardines de Abril, una finca cuyos espacios enamoran nada más verlos, y cuyos legendarios ficus hipnotizan.
Si hay una cosa que recordamos especialmente es la palabra «candles» o más especialmente la frase «lots of candles», Katie quería muchísimas velas como fondo, para iluminar y decorar, esperamos, el que fue uno de los mejores días de sus vidas … pero comencemos por el principio.
Recuerdo que formalizaron su reserva con nosotros en Navidad y a partir de ahí fue un intercambio de emails constante para empezar a organizar su boda. Tuvimos que aprender un poquito las costumbres de su religión, y ponernos manos a la obra.
Una ceremonia judía es una maravilla digna de presenciar, el altar es llamado chuppah o jupá, una especie de dosel o palio, Siguiendo la tradición, los novios entraron en la jupá acompañados de sus padres, de los padrinos y del resto de la familia. Las familias se colocaron debajo de la jupá; esto representa la casa donde la pareja habitaba en tiempos antiguos. Cuando la novia llega a la jupá ha de dar siete vueltas alrededor del novio, por los siete días que se tardó en crear el mundo y para impregnar al novio con su espiritualidad, y así lo hizo. El rabino (oficiante), pronunció las siete bendiciones, «sheva berajot», y bendijo una copa de vino, de la que luego los novios y el rabino bebieron. Durante la ceremonia todos los hombres llevaban la cabeza cubierta por la kipá, una pequeña gorra ritual usada tradicionalmente por los varones. El novio colocó el anillo a la novia, mientras decía unas palabras, en señal de la toma como esposa de la novia. Recíprocamente, la novia colocó el anillo al novio, como símbolo de unión. En este caso el consentimiento es muy parecido a la religión católica. Como si de un contrato se tratase, firmaron y se leyó en público un documento matrimonial, la «ketubá» o «ketuvá», y también firmaron, al pie de la «ketuvá», dos testigos. Durante toda la ceremonia, hubo un cantante que interpretaba canciones rituales, y que creaba un ambiente que nos mantuvo el vello de punta todo el tiempo.
Cuando terminaron de escuchar las oraciones finales, y como tradicionalmente se hace, el novio rompió, con un pisotón, una copa colocada a sus pies para así evocar, aun en la felicidad del día, la destrucción del Templo de Jerusalén hace casi dos mil años. Cuando un novio judío rompe la copa, los invitados gritan ¡Mazel Tov!
La boda se puede celebrar en el idioma nativo de los novios (en este caso el inglés) o en hebreo. No se pueden celebrar el «sabbath» (desde la puesta de sol del viernes hasta la puesta de sol del sábado), por eso la celebramos un domingo de julio. Una vez finalizada la ceremonia, se procedió, antes de comenzar el banquete, a la bendición «challah», se bendijo una hogaza de pan, como símbolo de la unión de las dos familias. Katie y Adam se sentaron sólos en una sola mesa pequeña, no hubo mesa presidencial como la conocemos en España. Catering Murri se encargó de la restauración, con la maestría a la que nos tiene acostumbrados.
Katie quiso una decoración muy romántica, y se refleja en los colores utilizados, en todo el cristal, en como decía anteriormente, los cientos de velas que ambientaban todos los espacios. Por ejemplo en la jupá se utilizaron rosas y hortensias principalmente, y el resto de la decoración floral, toda hecha por Floristería La Trastienda, también era de la misma calidez y romanticismo.
Y qué decir tiene lo guapísima que iba Katie, maquillada por María Catalá y peinada por Iván (Sagoa).
Estamos en este punto (el que haya llegado), ansiosos porque descubráis todas las fotos del evento, cubierto por Pablo Laguia y su equipo, de nuevo great pleasure trabajar con vosotros, por profesionales y por buena gente! Elogiar lo que viene ahora es redundante! Bravo!
Seguramente la historia se repite en muchos lugares del mundo: dos personas que nacen y crecen muy muy cerca la una de la otra, van al mismo colegio o a colegios cercanos y no se conocen personalmente hasta que son adultos, se enamoran, y lo demás es historia.
Muy muy contentos de haber formado parte de ello. Gracias Katie y Adam por confiar en nosotros y dejarnos contar vuestra historia. Que seáis muy felices.